En la década de los años setenta del siglo XIX, el aún joven Nietzsche, en su faceta polémica “contra-platónica” polemiza sobre la legitimidad de llamar a estos primeros pensadores, ubicados históricamente en el seno de la Antigua Grecia, como aquellos anteriores a Sócrates. Asimismo, esta idea responde al problema del método historicista-científico de la filología académica, que de alguna manera idealiza al mundo griego en su reconstrucción histórica, como el caso del Sócrates platónico como ideal preponderante en la historiografía filológica. Consecuentemente, presenta en esta obra una serie de lecciones impartidas como profesor de filología clásica en la Universidad de Basilea, su visión del mundo de la Antigua Grecia, puntualmente en los preplatónicos, incluyendo al mismo Sócrates.